Con un perfil particular, Gwenaël a sus 19 años, ya toca varios instrumentos: piano, guitarra, ukelele…y canta igualmente. Ella canta verdaderamente bien, otros también lo hacen…sí, pero Gwenaël tiene un perfil particular.
A la edad de 2 años, le diagnosticaron una miopatía mitocondrial. Término complejo para describir una enfermedad que fatiga el organismo en un tiempo récord… es imposible para Gwenaël pasar más de 3 horas de actividad por día.
Por el contrario, la música, es atemporal. La música sobrepasa esa noción, “ella permanece en el tiempo” según Gwenaël. Una predilección para las comedias musicales siendo más joven, da el gran salto años después y se convierte en una “tocalotodo”. La música es una práctica cotidiana en su vida.
La música es un todo, un arte de vivir, una filosofía. En navidad del 2014, con una guitarra en la mano, y un sintetizador en la otra, fue el declick. “Lo golpeé un poco, y desde las primeras notas, hice un switch”. Desde hace 4 años, Gwenaël hace enormes esfuerzos, progresa y dirige sus partituras.
Cultivando su singularidad, ella forma parte de varios grupos de música: desde clásica al pop-rock, pasando por la coral.
La báscula de Gwenaël es verdaderamente memorable. “El momento cuando yo switché, cuando yo comprendí que la música iba a ser mi escapatoria y con lo que yo iba a progresar, todo cambió para mí” nos dice ella. Es extremadamente potente ver su determinación, explicando, que desde 2014, “yo soy como otro yo”.
Un perfil particular. La música transporta a Gwenaël. Es su fuente de energía. Una pasión mas allá de lo calificable: “Yo no sé qué haría si me quitaran la música…¡de verdad!” nos dice ella. Esta pasión la lleva hasta el escenario, un último objetivo para cualquier artista. Esta voluntad toma todo su sentido cuando sabemos que Gwenaël está obligada a desplazarse en silla de ruedas. Sobre la escena, está de pie, la silla de ruedas queda a sus pies. En el escenario, ella es carismática, la enfermedad queda a sus pies. Sobre el escenario, ella está en su universo, las restricciones se quedan a sus pies.
“El escenario es mi lugar preferido. Es difícil de expresar lo que siento. Es una culminación”, concluye Gwenaël. Son su tablas las que le permiten de retomar las redes sociales y coger el gusto a desplazarse. Las mismas tablas que le ofrecen a Gwenaël la oportunidad de escaparse unos instantes a través de sus notas musicales, llevando con ella su auditorio.
¿Lección de coraje o verdadera voluntad? Un poco de los dos diríamos. “La enfermedad no debe ser una excusa. ¿Por qué debería dejar de hacer aquello que me gusta?” remarca ella. Una cosa es segura, Gweanaël se toma la vida con juicio. Un dinamismo a toda prueba.
Muy implicada por la causa del Telethon, Gwenaël viaja regularmente desde La Bretaña francesa hasta Paris.
Segura de sus convicciones, desea a toda costa continuar con sus proyectos en la música. Conseguir sus diplomas, entrar en el conservatorio, y hasta enseñar…” Tengo en mi cabeza un plan bien trazado. Yo no sé aun donde ni cuando realizaré mis deseos, pero los haré realidad”, explica ella.
¿Existe una fórmula mágica para hacer un switch? “No, nos dice. No tengo un consejo en particular. Yo pienso simplemente que hace falta ir hasta el final de nuestras intenciones. ¿Porqué retenerse si algo nos llama de corazón…?”
Gwenaël, un perfil particular, ilustra perfectamente la fuerza de inspiración. “Johnny Halliday dijo un día: “Estoy básicamente solo en la vida, pero en el escenario, mi droga es el público…”. Esta frase me va bien, me corresponde” concluye ella. Sin tabúes, sin fronteras, la música es la pasión que revela Gwenaël en su unicidad.
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